Hemos hablado de lo maravillosos que son los masajes para el cuerpo físico, para ayudar a disminuir, mitigar o eliminar los procesos de estrés, depresión y ansiedad que son inconvenientes de carácter mental y sentimental, y que todos conocemos porque los hemos vivido gracias a nuestra vida acelerada y a nuestros trabajos que son cada vez más exigentes. Sin embargo, hay una parte del masaje que relacionamos poco con nuestro bienestar, aunque es el componente más valioso. Durante el masaje se manipula no solo el cuerpo físico, también la energía sutil, razón por la cual el o la terapeuta que lo realiza cumple un papel muy importante. El manejo energético es algo que no puede evitarse durante un masaje, la conexión entre el terapeuta y el paciente se da desde el mismo momento en que el paciente da permiso al terapeuta para ver y tocar su cuerpo. Es por esa razón que algunas veces después de recibir un masaje salimos insatisfechos, la conexión entre paciente y terapeuta no fue la mejor,